¿Qué podemos esperar de un partido como el PAN que llegó a la presidencia en el 2000 violando la ley al recibir dinero del extranjero y que en el 2006, se quedó en el poder después de haber utilizado el aparato estatal a su favor, como lo dijeron y reconocieron ministros de la Suprema Corte de Justicia, sin recibir la sanción que ameritaba? Que el serle muy rentable destruir la ley, lo sigue haciendo para eternizarse en la silla presidencial.
Es un hecho que el Estado mexicano no solamente ha sido debilitado a partir de su desmantelamiento social y de quitarle sus bases de sustento sino también por emplearlo desde diciembre del 2000, para espiar, filtrar, intimidar y fabricar cargos en contra de la clase política no panista, ensañándose principalmente en contra de los priístas. Recordamos los peces gordos, la multa fundamentada en recortes de periódicos por mil millones de pesos que le aplicaron al PRI por delitos del que fue absuelto pero no resarcido ni en el daño patrimonial ni en el daño moral, los señalamientos en víspera de las elecciones de Coahuila en contra del ex gobernador de ese estado Rogelio Montemayor, la aprehensión de Mario Villanueva, paradójicamente absuelto en México, extraditado a EE.UU. y presentado a los medios 5 días antes de un proceso electoral para que nadie pudiera protestar.
Con Felipe Calderón, desde que asumió la presidencia en el 2006, una y otra vez hemos visto como en las entidades gobernadas por el PRI, se continua exhibiendo supuestas grabaciones donde se pretende involucrar a las autoridades y candidatos de partidos diferentes al PAN, recrudecimiento de las acciones delictivas en cada proceso electoral, rumores en contra del gobernador en turno y sus colaboradores, aparición de actividades desestabilizadoras, amenazas de represión en contra de los gobernantes locales del tricolor, persecución y cacerías de brujas en contra de políticos priístas, utilización del programa Oportunidades para chantajear a sus beneficiarios, operativos encaminados a destruir la gobernabilidad y a sembrar zozobra en la población, reclutamiento de ex priístas resentidos.
Muy grave es que cuando más se necesita prestigiar al Estado mexicano y de la unidad nacional para enfrentar al crimen organizado, hoy el PAN lo utilice para aterrorizar a sus adversarios políticos. No tiene nada de extraño en estos momentos que con todo el descrédito del que pudiera gozar Jorge Hank Rhon, la opinión publica coincida mayoritariamente en verlo como una víctima de quienes hoy tienen bajo su responsabilidad la dirección política del Estado Federal, que en un acto de desesperación por levantar al candidato del PAN en el estado de México, Luis Felipe Bravo Mena, le han sembrado armas para que las fuerzas federales lo sustrajeran de su casa, sin ninguna orden judicial (como ya lo reconoció la PGR), pensando en que este acto le pegue de rebote a la clase política priísta de la entidad mexiquense, como ya lo hizo en Michoacán.
Lo que parece evidente es que está a la vista una escalada de terrorismo político maquinada, promovida, instrumentada, financiada y ejecutada por quienes tienen hoy las palancas del Estado Federal en sus manos, dirigida no a ganar la guerra en contra de las bandas del crimen organizado sino dirigida a impedir a toda costa que el PRI regrese a la presidencia de la Republica en el 2012, como es voluntad, de acuerdo a todas las encuestas del electorado mexicano.
El PAN ha comenzado una guerra que incluye las acciones más perversas y monstruosas en contra de sus adversarios, con tal de seguir otros 6 años en los Pinos, sin importarle que la ciudadanía ya no aguanta más que siga el baño de sangre que sufrimos y generando más pobreza, al grado de no tener más que ofrecer a los universitarios, que su incorporación a la policía.
Es un hecho que el Estado mexicano no solamente ha sido debilitado a partir de su desmantelamiento social y de quitarle sus bases de sustento sino también por emplearlo desde diciembre del 2000, para espiar, filtrar, intimidar y fabricar cargos en contra de la clase política no panista, ensañándose principalmente en contra de los priístas. Recordamos los peces gordos, la multa fundamentada en recortes de periódicos por mil millones de pesos que le aplicaron al PRI por delitos del que fue absuelto pero no resarcido ni en el daño patrimonial ni en el daño moral, los señalamientos en víspera de las elecciones de Coahuila en contra del ex gobernador de ese estado Rogelio Montemayor, la aprehensión de Mario Villanueva, paradójicamente absuelto en México, extraditado a EE.UU. y presentado a los medios 5 días antes de un proceso electoral para que nadie pudiera protestar.
Con Felipe Calderón, desde que asumió la presidencia en el 2006, una y otra vez hemos visto como en las entidades gobernadas por el PRI, se continua exhibiendo supuestas grabaciones donde se pretende involucrar a las autoridades y candidatos de partidos diferentes al PAN, recrudecimiento de las acciones delictivas en cada proceso electoral, rumores en contra del gobernador en turno y sus colaboradores, aparición de actividades desestabilizadoras, amenazas de represión en contra de los gobernantes locales del tricolor, persecución y cacerías de brujas en contra de políticos priístas, utilización del programa Oportunidades para chantajear a sus beneficiarios, operativos encaminados a destruir la gobernabilidad y a sembrar zozobra en la población, reclutamiento de ex priístas resentidos.
Muy grave es que cuando más se necesita prestigiar al Estado mexicano y de la unidad nacional para enfrentar al crimen organizado, hoy el PAN lo utilice para aterrorizar a sus adversarios políticos. No tiene nada de extraño en estos momentos que con todo el descrédito del que pudiera gozar Jorge Hank Rhon, la opinión publica coincida mayoritariamente en verlo como una víctima de quienes hoy tienen bajo su responsabilidad la dirección política del Estado Federal, que en un acto de desesperación por levantar al candidato del PAN en el estado de México, Luis Felipe Bravo Mena, le han sembrado armas para que las fuerzas federales lo sustrajeran de su casa, sin ninguna orden judicial (como ya lo reconoció la PGR), pensando en que este acto le pegue de rebote a la clase política priísta de la entidad mexiquense, como ya lo hizo en Michoacán.
Lo que parece evidente es que está a la vista una escalada de terrorismo político maquinada, promovida, instrumentada, financiada y ejecutada por quienes tienen hoy las palancas del Estado Federal en sus manos, dirigida no a ganar la guerra en contra de las bandas del crimen organizado sino dirigida a impedir a toda costa que el PRI regrese a la presidencia de la Republica en el 2012, como es voluntad, de acuerdo a todas las encuestas del electorado mexicano.
El PAN ha comenzado una guerra que incluye las acciones más perversas y monstruosas en contra de sus adversarios, con tal de seguir otros 6 años en los Pinos, sin importarle que la ciudadanía ya no aguanta más que siga el baño de sangre que sufrimos y generando más pobreza, al grado de no tener más que ofrecer a los universitarios, que su incorporación a la policía.
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