Reiteradamente he insistido en la necesidad de precisar los conceptos, es decir, de limitar lo que cabe o abarca cada uno de ellos, sin ningún propósito de pedantería sino con el único deseo de evitar diálogos babelianos. Es el caso de que no es lo mismo que un gobierno busque dar respuesta a las demandas de todos que tener como meta el interés general, por la sencilla razón de que este último solamente se concibe cuando lleva implícito la justicia social.
Félix Ovejero Lucas, nos dice que en el bienestar social todos los individuos cuentan igual y todas sus preferencias pesan lo mismo: cuenta tanto la preferencia de uno por gastar el dinero público en sanidad como la de otro por hacerlo en deporte. Cuantas más preferencias se satisfagan, mayor bienestar social. La competencia política y la regla de la mayoría asegurarían que los políticos, si quieren estar en el poder, deben atender a los intereses del mayor número de votantes.
En la misma obra nuestro autor remata: Pero el bienestar no es la justicia…una sociedad en la que hay unos pocos excluidos puede estar justificada desde el bienestar, pero no desde la justicia (Incluso un pueblo de demonios: democracia, liberalismo y republicanismo, Katz Editores, Madrid 2008, pág. 163).
El programa “Adelante”, que ha echado a andar el gobernador Javier Duarte de Ochoa, en Veracruz, parte de la sensibilidad de una administración por esos focos de pobreza y marginación que a pesar de los significativos recursos que en los últimos 50 años se han dedicado a las regiones donde se localizan esos segmentos sociales, siguen padeciendo un atraso que preocupa y lastima a toda nuestra sociedad, por eso congratula que se haya tenido la valentía para trazar una nueva estrategia que busque que la ayuda social no únicamente sirva para la sobrevivencia sino también que permita el desarrollo pleno de las potencialidades de cada individuo y de cada familia a fin de que puedan ser incorporados al aparato productivo y a una vida de oportunidades.
En buena hora que en lugar de andar acudiendo a los artificios de los intelectuales orgánicos del mercado para reducir los índices de pobreza pasando del parámetro de ingresos a los parámetros de pobreza alimentaria, de capacidades y patrimonial, aquí en Veracruz, hoy más que preocuparnos por índices y estadísticas existe la voluntad de preocuparse por la gente y sus problemas. El programa “Adelante” encara de manera frontal e integral a la pobreza, llevando salud, educación, empleo temporal, energía eléctrica, piso firme, alcantarillado y drenaje, agua, pero queremos llevarles un Seguro Popular que esté respaldado por más hospitales, más clínicas, más médicos, más camas, más equipo, más medicinas, queremos más escuelas y mejor educación, queremos que se lleve trabajo a estas zonas, pero también mejores sueldos, queremos que todos los servicios que se lleven se hagan con la participación de los interesados.
Es cierto que no hay incompatibilidad entre buscar el bienestar de todos y la justicia social, pero en verdad tenemos que reconocer la valentía y la sensibilidad de Javier Duarte, para privilegiar esta última, que a través del programa “Adelante” no pretende suprimir los apoyos que se han venido dando a los grupos más vulnerables, por el contrario, continuar con ellos pero con respeto a la dignidad de la persona que no se invoca para aislarla y justificar la neutralidad del Estado que proclama el liberalismo decimonónico. Parte de la dignidad humana para reconocer derechos a la persona, derechos tanto individuales como sociales para que en lugar de andar con la mano extendida y que la ayuda esté sujeta a generosidades, la reciba como un derecho que pueda ser reclamable ante las instancias correspondientes.
Félix Ovejero Lucas, nos dice que en el bienestar social todos los individuos cuentan igual y todas sus preferencias pesan lo mismo: cuenta tanto la preferencia de uno por gastar el dinero público en sanidad como la de otro por hacerlo en deporte. Cuantas más preferencias se satisfagan, mayor bienestar social. La competencia política y la regla de la mayoría asegurarían que los políticos, si quieren estar en el poder, deben atender a los intereses del mayor número de votantes.
En la misma obra nuestro autor remata: Pero el bienestar no es la justicia…una sociedad en la que hay unos pocos excluidos puede estar justificada desde el bienestar, pero no desde la justicia (Incluso un pueblo de demonios: democracia, liberalismo y republicanismo, Katz Editores, Madrid 2008, pág. 163).
El programa “Adelante”, que ha echado a andar el gobernador Javier Duarte de Ochoa, en Veracruz, parte de la sensibilidad de una administración por esos focos de pobreza y marginación que a pesar de los significativos recursos que en los últimos 50 años se han dedicado a las regiones donde se localizan esos segmentos sociales, siguen padeciendo un atraso que preocupa y lastima a toda nuestra sociedad, por eso congratula que se haya tenido la valentía para trazar una nueva estrategia que busque que la ayuda social no únicamente sirva para la sobrevivencia sino también que permita el desarrollo pleno de las potencialidades de cada individuo y de cada familia a fin de que puedan ser incorporados al aparato productivo y a una vida de oportunidades.
En buena hora que en lugar de andar acudiendo a los artificios de los intelectuales orgánicos del mercado para reducir los índices de pobreza pasando del parámetro de ingresos a los parámetros de pobreza alimentaria, de capacidades y patrimonial, aquí en Veracruz, hoy más que preocuparnos por índices y estadísticas existe la voluntad de preocuparse por la gente y sus problemas. El programa “Adelante” encara de manera frontal e integral a la pobreza, llevando salud, educación, empleo temporal, energía eléctrica, piso firme, alcantarillado y drenaje, agua, pero queremos llevarles un Seguro Popular que esté respaldado por más hospitales, más clínicas, más médicos, más camas, más equipo, más medicinas, queremos más escuelas y mejor educación, queremos que se lleve trabajo a estas zonas, pero también mejores sueldos, queremos que todos los servicios que se lleven se hagan con la participación de los interesados.
Es cierto que no hay incompatibilidad entre buscar el bienestar de todos y la justicia social, pero en verdad tenemos que reconocer la valentía y la sensibilidad de Javier Duarte, para privilegiar esta última, que a través del programa “Adelante” no pretende suprimir los apoyos que se han venido dando a los grupos más vulnerables, por el contrario, continuar con ellos pero con respeto a la dignidad de la persona que no se invoca para aislarla y justificar la neutralidad del Estado que proclama el liberalismo decimonónico. Parte de la dignidad humana para reconocer derechos a la persona, derechos tanto individuales como sociales para que en lugar de andar con la mano extendida y que la ayuda esté sujeta a generosidades, la reciba como un derecho que pueda ser reclamable ante las instancias correspondientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario