Respecto a los 10 puntos que conforman la propuesta de Reforma Política de Felipe Calderón, Inocencio Yáñez Vicencio, presidente de la Fundación Colosio en Veracruz, expresa sus observaciones:
1.- Sistema de elección presidencial por mayoría absoluta con segunda vuelta.
La segunda vuelta, en estricto rigor, no resuelve ni siquiera el problema de legitimidad, que en nuestro tiempo, bien afirma Max Weber, tiene su fuente en el derecho; y si por otra parte, conforme a la teoría del Estado Liberal (R. Carré de Malberg) la representación está en el órgano y solamente se pone a disputa quien ejerce las funciones que vienen de la Constitución, tenemos que basta un voto de diferencia para saber quien tiene el título para ser investido en el cargo, por lo que jurídicamente la representación no está afectada por el número de votos. Además la mayoría absoluta no resuelve la ingobernabilidad a que puede conducir la cohabitación partidista, es decir, que el partido que gana la presidencia no obtenga a la vez la mayoría en el Legislativo.
2.- Candidaturas independientes para todos los cargos de elección popular.
Las candidaturas independientes en ninguna parte del mundo son opciones diferentes a los partidos, por el contrario, en algunos lugares dieron lugar a la aparición de nuevos partidos, por lo que en lugar de contribuir al desarrollo de los partidos los terminan minando más
3.- Facultar a los ciudadanos para que puedan proponer iniciativas de ley.
Los mecanismos de democracia directa son neutros, lo mismo son utilizados por dictaduras que por democracias, por lo que su empleo siempre resultará muy cuestionable.
4.- Elección consecutiva de legisladores federales y locales hasta sumar 12 años en sus periodos.
La reelección de los legisladores sería muy contraproducente en una sociedad necesitada de hacer circular a sus elites y con ciudadanos imaginarios que no tienen la información mínima para elegir menos habrán de tenerla para evaluar a sus autoridades.
5.- Elección consecutiva de alcaldes, regidores y jefes delegacionales hasta por 12 años.
La reelección de alcaldes, regidores y jefes delegacionales en un país con fuertes tendencias caciquiles solamente servirá para producir más cotos de poder.
6.- Reducir los integrantes de Congreso de 128 senadores a 96 y de 500 a 400 diputados.
La bifurcación tajante entre representantes y representados ha traído como consecuencia no imputarle ni los aciertos ni los errores de los representantes a los representados, como si estos salieran de la nada y no expresarán la voluntad general, por lo que en lugar de seguirlos linchando y ser tentados con esas medidas populistas encaminadas a cercenar el órgano legislativo, lo que urge es replantear los mecanismos para terminar con una representación estamental y generar una representación verdaderamente general.
7.- Aumentar el mínimo de votos del 2 al 4 por ciento para que un partido conserve su registro.
Lo que en verdad urge en nuestro país es la creación del Tribunal Constitucional para impedir que la Suprema Corte se convierta en el Supremo Poder Conservador y que no se vea envuelta tarde o temprano en alguna controversia como juez y parte.
9.- Facultar al Poder Ejecutivo para presentar dos iniciativas de ley preferentes.
Es extraño que quienes hablaban de acotar al Poder Ejecutivo ahora quieran dotarlo de más potestades.
10.- Facultar al Ejecutivo para hacer observaciones sobre la Ley de Ingresos y PEF aprobados.
Insistir en darle más poderes al Ejecutivo no hace sino sospechar que todas las propuestas tienen este fondo, por lo que bien valdría la pena en tomarle su palabra original a estos bribones y empezar a consensuar la posibilidad de transitar hacia un régimen semi presidencial o semi parlamentario.
La revocación del mandato debe contemplarse como un paso posterior a una Reforma mediática, que haga posible la generación de las condiciones de espontaneidad, autonomía y libertad para producir una autentica opinión pública, que no debe seguirse confundiendo con la opinión publicada, sin la cual la revocación del mandato solo serviría para quitar y poner gobiernos o representantes al gusto de los manipuladores de la opinión pública. La revocación del mandato es una figura que iba unida al mandato imperativo, en desuso desde que en 1789 y 1791, se produce una representación que teóricamente es idéntica a la sociedad, por lo que ya no se justifica y en adelante el mandato que imperará, será el mandato libre, el que quiere por el todo, por la nación.
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